Cualquier actividad deportiva es buena para mejorar la condición física. Además, sin importar la disciplina, es posible controlar el rendimiento y a partir de algunos datos, mejorarlo. Algo posible gracias a las pulseras de actividad, unos aparatos con los que se puede hacer seguimiento de la actividad ejecutada, las calorías quemadas y el ritmo cardíaco que se mantiene durante la rutina de entrenamiento.
Estos aparatos tecnológicos en forma e de pulsera lucen como un reloj de muñeca y han entrado al mundo deportivo para convertirse en una tendencia que todos quieren tener.
Sin embargo, a pesar de su popularización, hay detractores que afirman que esta moda revolucionaria puede no ser del todo fiable en relación a los datos recogidos. Para apoyar esta teoría, la facultad de Medicina de la Universidad de Stanford ha publicado los resultados de un estudio que concluye que estos medidores de actividad no son aptos para controlar el consumo de calorías de forma precisa.
En el estudio, publicado en mayo del 2017 en el Journal of Personalized Medicine, los investigadores llegaron a esta conclusión tras un análisis a sesenta voluntarios, 29 de ellos hombres y los 31 restantes mujeres.
Estos sujetos llevaron siete pulseras de actividad de distintas marcas, incluyendo modelos como el Apple Watch, Fitbit Surge, Mio Alpha 2, Microsoft Panda, Samsung Gear S2, entre otros, durante un tiempo específico.
Durante el tiempo de uso de la pulsera, los participantes en el proyecto de investigación debían hacer ejercicio. La finalidad del estudio consistía en certificar la precisión de los dispositivos para calcular el ritmo cardíaco y las calorías consumidas durante la actividad deportiva.
Tras un análisis de los sujetos, los investigadores pudieron concluir que seis de los siete modelos de pulseras de actividad presentaron un rendimiento aceptable, en relación a la medición del pulso cardíaco, con un margen reducido de error de cerca del cinco por ciento.
El séptimo modelo fue el diseño Gear S2 de Samsung que mostró un margen de error superior, del 6,2% en concreto. En relación al consumo de calorías, todos los modelos utilizados en el estudio presentaron errores del 27%.
En este sentido, la publicación afirmó que los investigadores se sintieron sorprendidos por la precisión de las pulseras para medir el pulso, pero al mismo tiempo se decepcionaron de las cifras que arrojaron las mediciones en el consumo de calorías.
Uno de los principales autores de la investigación, Euan Ashley, perteneciente al departamento de Medicina Cardiovascular, Genética y Biomedicina de la Universidad de Stanford, aseguró que fiarse de estos aparatos es un problema, sobre todo si se sigue una dieta basada en los valores obtenidos Según indicó Ashley, cada empresa fabrica sus pulseras de actividad bajo sus propios indicadores, pero los resultados deben variar de acuerdo al sujeto.
El científico explicó que existe una diferencia entre las calorías quemadas por cada persona. Así pues, al caminar 10 mil pasos el gasto calórico del individuo puede variar de unas 400 a 800 calorías. En este sentido, Ashley afirmó que la constante es que todos los usuarios toman las decisiones basados en los datos que ofrece el dispositivo sobre el consumo, por lo que la precisión es clave.
A estas declaraciones se suman las del Doctor David Ellis, un profesor de la Universidad de Lancaster en Reino Unido, quien añadió que la cantidad de calorías que quema cada individuo es distinta. Por tanto, no se puede trabajar con base a las calorías que se han quemado, porque de acuerdo al sujeto inciden factores como peso, altura y ritmo cardíaco que varían.
El problema
Los investigadores coincidieron en que existe un agujero negro, que se forma porque las compañías son cerradas en relación a los algoritmos que usan para medir los valores que constantemente cambian.
Por esto, aseguran que es difícil medir el margen de error de los valores. Además, remarcaron que aunque la precisión de estos dispositivos pudo ser probada, es complejo para los usuarios determinar que el proceso fue fiable y que la información suministrada por el dispositivo es correcta.
El estudio
De acuerdo con la investigación, fueron comparados los resultados expresados por los dispositivos de los 60 voluntarios con otras pruebas. En estas pruebas adicionales, los sujetos fueron sometidos a un electrocardiograma para medir la frecuencia cardiaca. En el caso de las calorías, los científicos utilizaron un instrumento de medición con el que se puede controlar la cantidad de oxígeno y de dióxido de carbono en la respiración.
Para esta medición los resultados no fueron concluyentes, porque eran dispares. A juicio de Anna Shcherbina, coautora del estudio, resultó complejo determinar la veracidad de los datos, porque aseguró que el consumo de energía cambia de acuerdo al individuo.
Tras los resultados, los científicos señalaron que aunque estos aparatos tengan efectos positivos en la forma de vida de los usuarios, no son adecuados como guía para perder peso.
Para darle fuerza a este estudio de la Universidad de Stanford, otra investigación realizada en el 2016 por el Instituto Nacional de Salud y Nutrición de Japón, tuvo resultados similares. Ambas investigaciones, sugieren que estas pulseras no son exactas a la hora de registrar el consumo de calorías.
Otras posturas
En contraposición a estas investigaciones, la Universidad de Iowa publicó un estudio similar en el que se concluyó que estos dispositivos de actividad sí son efectivos para aproximarse a la cantidad de calorías que se queman durante la actividad física.
Para esta investigación fueron utilizadas seis pulseras de actividad: Jawbone UP 24, Fitbit Flex, Nike + FuelBand SE, Actigraph GT3X, Misfit Shine y BodyMedia Core, en 56 sujetos de prueba.
Los individuos fueron sometidos a 20 minutos de sedentarismo y luego a 25 minutos de actividad aeróbica, junto a otros 25 minutos de esfuerzo con resistencia y cinco minutos de reposo entre las pruebas. De los seis modelos, BodyMedia Core fue el dispositivo con menor margen de error.
Por eso, los científicos recomiendan a los usuarios de estos dispositivos que los usen como un sistema orientativo, más no como un aparato fiable con resultados precisos, porque en su mayoría poseen un importante margen de error.
Asimismo, otros profesionales en el área de la salud los consideran una opción viable y, aunque saben que no generan resultados del todo exactos, confían en que con el tiempo serán mejores.
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